En Rutas te ayuda a armar el plan ideal para una escapada a lagunas increíbles dentro del territorio bonaerense. Preparate para descubrir dos paraísos que te van a enamorar. A un paso de Capital Federal, o un poco más allá, las lagunas de San Vicente y San Miguel del Monte son el plan perfecto para desconectarte en un entorno tranquilo y lleno de encanto.
San Vicente: un remanso de paz a minutos de la ciudad
A solo 45 kilómetros de la movida de Capital Federal, San Vicente es un suspiro de aire fresco. Su laguna es un verdadero oasis, ideal para olvidarse del estrés y recargar energías. Acá, el verde de los campos se mezcla con el dorado de los trigales, creando un paisaje de postal que te va a enamorar a primera vista.
Sus aguas tranquilas y cristalinas son una invitación a la reflexión, a caminatas relajantes por la orilla y, por supuesto, a unos lindos paseos en bote. Imaginá los primeros rayos del sol pintando el agua de colores ocres, o el atardecer, transformando la laguna en un lienzo de naranjas y rosados. ¡Pura magia!
Y si te atrae la historia, la zona tiene un pasado fascinante. Fue hogar de grandes estancias, que después se subdividieron en quintas. ¿Un dato curioso? Una de ellas fue propiedad de Juan Domingo Perón, la famosa «17 de Octubre», que hoy es un museo histórico y mausoleo. ¡Un combo perfecto de naturaleza e historia!
San Miguel del Monte: donde la belleza se hace inmensa
Si seguís rumbo al sur, a 353 kilómetros de Mar del Plata, te vas a encontrar con San Miguel del Monte, una ciudad chiquita en tamaño pero gigante en belleza. La laguna de Monte, como le dicen sus habitantes, es mucho más que un espejo de agua; es una explosión de vida, un punto de encuentro para la fauna local y el lugar ideal para relajarte mientras el viento te acaricia la cara.
Esta laguna es famosa por su tamaño imponente y por la cantidad de actividades que ofrece. Desde la adrenalina del windsurf hasta tranquilas travesías en bote, cada rincón es una nueva aventura.
Pero lo que realmente te va a atrapar de Monte es su ritmo. Acá no hay apuro. Las familias se juntan a hacer picnics bajo la sombra de los álamos, mientras los pescadores tiran sus cañas con la esperanza de pescar un Dorado. Es un lugar para desconectar, para disfrutar de los pequeños placeres y para dejar que los días pasen sin prisas.
Así que ya sabés, si estás buscando un respiro de la rutina, San Vicente y San Miguel del Monte te esperan con los brazos abiertos. ¿Cuál de estas lagunas bonaerenses te tienta más para tu próxima escapada?